miércoles, 23 de febrero de 2011

Críticas - Yngwie Malmsteen ‘Relentless’ (Rising Force, 2010)



Dos años después de editar ‘Perpetual Flame’, Yngwie Malmsteen nos presenta su nuevo disco ‘Relentless‘, que sigue en la línea del anterior. ¿Por qué? Básicamente porque los temas que son cantados por Tim Ripper Owens son de las sesiones que sobraron de aquel disco.

Lo curioso del caso, es que el sueco jamás dijo una palabra de esto, y nos venimos a enterar por el vocalista que él “no tenía idea” que Yngwie iba a sacar un nuevo disco, dando a entender que en 2008 grabó un puñado de canciones, algunas quedaron afuera, y ahora ven la luz. “Tendría que revisar mi contrato para ver si legalmente se pueden usar esas pistas para otro disco, pero no me sorprende que no se me haya dicho nada“, declaró Owens.

Por eso, el sueco tomó esos temas, añadó varios instrumentales, cantó uno él, y ¡voalá!, ya tenemos un álbum nuevo, que vuelve a ser editado por su sello Rising Force Records, donde él mismo grabó todos los instrumentos. El resultado es el esperado: una producción pobrísima (¿no se da cuenta, no le interesa?), un sonido donde lo que está arriba en la mezcla es la guitarra como siempre y donde parecería que los demas instrumentos son un problema, más que un acompañamiento.

No obstante, la calidad técnica del guitarrista está fuera de toda discusión, y el metal neoclásico al que nos tiene acostumbrados dice presente en toda esta obra, que rescata interesantes temas cañeros con Owens como “Critical Mass” o “Enemy Within“, o el cantado por el propio Yngwie “Look at You Now” (demás está decir que como cantante es un excepcional violero).

Mucho sustrato, velocidad y técnica se dan cita en los instrumentales de este nuevo trabajo de uno de los guitarristas más talentosos del mundo, que debería dejar su ego de lado y formar una banda que lo apoye, grabar con un productor que lo aconseje y volver a recrear himnos como en los 80 y los primeros 90. Dudo que me haga caso.

‘Relentless’ ya está a la venta


01. Overture
02. Critical Mass
03. Shot Across The Bow
04. Look At You Now
05. Relentless
06. Enemy Within
07. Knight Of The Vasa Order
08. Caged Animal
09. Into Valhalla
10. Tide Of Desire
11. Adagio B Flat Minor Variation
12. Axe To Grind
13. Blinded
14. Cross To Bear
15. Arpeggios From Hell (Bonus Track)

Lars Yngwie Johann Lannerbach Malmsteen - Guitars
Tim "Ripper" Owens - Vocals
Patrik Johansson - Drums
Bjorn Englen - Bass
Nick Marino - Keyboards

http://www.megaupload.com/?d=PV228THS

Resulta curioso que la primera crítica del año y de la web fue de un disco de nuestro protagonista de hoy, y que con toda probabilidad, la última también esté relacionada con el susodicho. Y no es menos curioso que dicho disco a analizar haya sido creado por uno de mis guitar heroes de la infancia, al que con el tiempo he acabado detestando con toda mi alma.

“Relentless” (cuya portada, muestra una poca originalidad) es el nuevo disco de Yngwie Malmsteen y nos muestra más de lo mismo: heavy metal neoclásico rápido, virtuoso y con la mayoría de canciones compuestas como meras backing tracks/karaoke con las que el sueco pueda hacer correr arriba y abajo la maldita escala menor. No obstante, ya se ha comentado en varias ocasiones, que la inclusión en la banda de un peso pesado del metal actual, como es Tim “Ripper” Owens dotó a algunos temas de su anterior trabajo, “Perpetual flame”, de una inusitada calidad. Tal vez pueda ser porque a alguien como Owens no se le domine tan fácilmente como ocurre a la mayoría de músicos clónicos que le suelen acompañar. Por cierto, el “line up” en esta ocasión lo forman el propio Yngwie a la guitarra, bajo y voz, Owens a las voces, el “protegido” de Malmsteen, Nick Marino a los teclados y Patrick Johansson a la bateria.

Por fortuna, este álbum también muestra algunas gratas sorpresas como predecesor, pero tampoco flipemos.Pero dentro de la discografía de Malmsteen,si le damos un 6 en el apartado de “calidad musical” es todo un logro.

Pues venga, vamos a analizar el disco tema por tema a ver con que nos encontramos.

OVERTURE: “Este soy yo os guste o no” es lo que parece querer decir con esta introducción de menos de un minuto, consistente en una base orquestal realmente épica y potente sobre la que se dedica a tocar arpegios como un poseso. Por lo menos, dichos arpegios, aunque rápidos encajan muy bien. El problema es que más que una canción parece una lección didáctica sobre como tocar sweep picking.

CRITICAL MASS: Un curioso sonido de guitarra acústica con chorus y ¡ojo! no demasiada velocidad sobre unas percusiones dan inicio a uno de los mejores temas del disco. Un tremendo riff de guitarra acompañado de unos violines en una onda entre árabe y flamenca sobre el que destaca la voz de Owens. El acompañamiento de Marino al teclado le imprime bastante potencia al tema. Una canción que recuerda al añorado Yngwie de su primera época y que perfectamente podría haber estado en los dos primeros discos. Hasta le perdonamos que el solo sea el mismo chorro de notas al que nos tiene acostumbrado.

SHOT ACROSS THE BOW: Si habíamos ascendido puestos en calidad, Yngwie nos “deleita” ahora con un espantoso instrumental rápido, con el típico doble bombo ochentero y una melodía neoclásica de dibujos animados, que aunque bonita, ha sido escuchada millones de veces antes y que además es cortada cada dos por tres con las escalas rápidas.

LOOK AT YOU NOW: Tres guitarras armonizadas realizan la melodía principal que luego seguirá la voz. Una canción a medio tempo, sin ser del todo una balada y que es también una de las mejores propuestas del disco. Malmsteen demuestra que también puede ser melódico con un poquito de esfuerzo. Se atreve a cantar, y si bien es cierto que no posee ni la expresividad ni la técnica de “Ripper” Owens, no queda mal del todo. Eso sí, habrá que verlo en directo. Por supuesto, no todo iban a ser aplausos. A la hora del solo, toda la excelente melodía que tenía el tema se va al inodoro, sobretodo con el innecesario interludio orquestal que hay en en el 3:23. Pero y con todo ello, es uno de los mejores temas vocales del disco.

RELENTLESS: 1:15 de insoportable solo inaugura el tema que da título al álbum. No se a que viene esta manía de Yngwie por demostrar a todas horas lo bueno que es, puesto que no es necesario un minuto de solo a pelo para ver lo rápido que toca (rapidez, que digan lo que digan los fans, fue superada de largo HACE MUCHOS AÑOS POR MUCHOS GUITARRISTAS). Todo el tema se mueve por una tonadilla neoclásica típica y tópica con un estribillo “melódico” (si es que se le puede aplicar tal adjetivo) aburrida y carente de emoción. Y por supuesto hay un pedazo de solo a mitad del tema.

ENEMY WITHIN: Un tema pesado y monolítico que comienza y finaliza con unos sorprendentes cantos gregorianos. Owens canta de nuevo, pero aunque lo hace con un tono duro no consigue transmitir ninguna emoción y menos si le acompaña Mr. Ego volando por el mástil a la hora de llegar el solo de guitarra. Un tema fallido pese a tener una contundente composición más heavy metal a secas que heavy metal neoclásico.

KNIGHT OF THE VASA ORDER: ¡El horror, el horror! Malmsteen agarra la acústica con ese sonido tan irritante a golpe de púa y se hace acompañar de unos coros y violines. Por lo menos no corre. Poco después entran batería y guitarra eléctrica a hacer el mismo motivo que la acústica. Por supuesto, pese a estar hablando de una balada instrumental, el sueco tiene que joderla metiendo un solo rápido ya en el primer minuto. Pese a que hay ciertos momentos melódicos interesantes, la actitud de divo le impide comprender que en una balada no se debe correr. ¡Pero qué cansino!

CAGED ANIMAL: Tim vuelve a agarrar el micro para cantar en otro tema de corte ochentero. Un repetitivo pero pegadizo riff de guitarra acompaña a un no muy inspirado Owens, y es una pena, porque la canción tiene un aire a los primeros discos muy interesante, y como digo, el riff es “muevegreñas” a más no poder. Pero algo falla. Pese a todo, se escucha con agrado.

INTO VALHALLA: Otro solo 100.000 veces escuchado da paso a unos coros épicos en plan película de Conan y a unas guitarras armonizadas realizando un obstinato rítmico muy interesante. Pese a que la canción tiene todos los elementos característicos del estilo del sueco, una serie de elementos como los coros y ¡¡pausas!! logran el mejor tema instrumental del disco. Sobretodo, hay que destacar una parte que se repite en el 1:10 y el 2:35: empieza con una compleja pentatónica a palm muting que recuerda mucho a Nuno Bettencourt. A esta escala le sigue la clásica menor tocada rápidamente pero sin excederse y que es cortada bruscamente por un arpegio fusionero en las 6 cuerdas. El hecho de tocar esa escala y cortarlas de repente te hacen desconectar el chip del hastío y del “más de lo mismo”. Es tan sólo un instante pero los silencios o la sorpresa son los detalles que hacen que una canción instrumental se haga de recordar. Sino, no son más que notas una detrás de otra. ¿Ves Yngwie, con qué poquito esfuerzo puedes lograr un momento excitante?

TIDE OF DESIRE: Otro tema vocal insípido. Nada destaca, ni el ex Judas Priest. Aburrido y carente de interés.

ADAGIO B IN FLAT MINOR: Tal y como hiciera en el “Trial by fire: Live in Leningrad”, Malmsteen vuelve a violar el legado de Albinoni asesinando su célebre adagio. No lo salva ni el bonito sonido new age del acompañamiento de Nick Marino.

AXE TO GRIND: Aquí la cosa mejora. “Ripper” Owens canta con más energía. La batería de Patrick Johansson se muestra especialmente contundente e incluso la línea de bajo suena con fuerza (hasta Yngwie se atreve a comenzar la canción con unas fuertes notas a slap). Aunque la canción tiene un estribillo épico y el sintetizador es muy “conanesco”, el estribillo es más agresivo de lo habitual, y hace que nos encontremos con una canción sin tanto neoclasicismo. Además, y pese a que el tema es monótono, precisamente en ese ritmo de guitarra y batería pesado y contundente radica su encanto. Es más, es que hasta por una vez la velocidad y la falta de melodía en los solos queda bien.

BLINDED: Como en “Tide of desire”, poco se puede destacar en este autoplagio que realiza Yngwie de decenas de temas antiguos. Owens no transmite nada, y para colmo el autoplagio llega hasta el punto de ser un ¡autoplagio del mismo disco! puesto que la línea de batería es casi idéntica a la de “Shot across the bow”. Puedes ahorrarte su escucha.

CROSS TO BEAR: Otro solo de guitarra da inicio al tema más largo (más de siete minutos). Al menos, este solo va acompañado de una secuencia de violines y sintetizadores y de una bonita línea melódica ejecutada con el bajo, instrumento que no destaca demasiado en el disco. El tema también suena a autoplagio descarado, pero lo salva la buena labor de Nick Marino a los teclados y que Yngwie al tocar el bajo, por una vez piensa como un bajista y no como un guitarrista, logrando una línea contundente a la par que hermosa. Además, y pese a que con la guitarra corre que se las pela, por una vez lo hace cuando toca y no cuando quiere. ¡Menos mal!

ARPEGGIOS FROM HELL: La última canción del disco, claro que llamarla canción no seria lo más apropiado. Se trata de un ejercicio didáctico para la técnica del sweep picking grabado hace años para la revista japonesa Young Guitar. Lo más curioso y que demuestra hasta que punto Mr. Ego tiene más cara de espalda, es que ha sido capaz de componer una “canción” a partir de un solo de guitarra ¡y qué encima tenga solo de guitarra! Vamos a ver, uno, por más que pueda ser aficionado al shred ve que hay cosas que claman al cielo. En composiciones de Mozart o Beethoven, ¿es necesario un solo de piano? En los célebres y megavirtuosos caprichos de Paganini, ¿se echa en falta un solo de violín? ¿Pues por qué en una canción consistente en un solo de guitarra didáctico hay que meter un solo de guitarra? Por otra parte, la inclusión de esta “canción” en el anterior recopilatorio “High impact”, otorgaba a éste (junto con la versión de Michael Jackson) el carácter de exclusividad que posee un recopilatorio con temas inéditos. Si “Arpeggios from hell” vuelve a aparecer dentro de este álbum, ya se le está quitando uno de los principales alicientes a los fans para comprar el “High impact”.
Hasta aquí llega la masacre el análisis detallado de cada tema. Ahora vamos a hablar un poquito en general. Como veis, hay ciertos elementos destacables y dignos de atención a lo largo del disco, siguiendo la estela del “Perpetual flame”. No obstante, estos elementos de interés aparecen en menor cantidad que en el citado álbum, lo cual muestra que ese “subidón” que nos mostró es en apariencia un espejismo. Tim “Ripper” Owens, todo un virtuoso de la voz no está lo expresivo que acostumbra en todas las canciones, consiguiendo con ello, que el mismo Yngwie logre al micrófono uno de los mejores temas vocales de todo el álbum. De hecho, investigando para esta crítica, me he topado con unas declaraciones OFICIOSAS de Owens en las que afirmaba que estos temas eran descartes del “Perpetual flame”. Pese a que no hayamos podido contrastar esta información, este comentario, junto a estas declaraciones, nos darían la razón al bajo nivel exhibido por el cantante en algunos temas del álbum.

¿Hemos acabado ya de darle caña al sueco? ¡Por supuesto que no! Los otros dos miembros del proyecto no destacan tampoco demasiado. Patrick Johansson clona punto por punto a todos los baterias que han pasado por las bandas de Malmsteen sin aportar ni un ápice de originalidad o del estilo que le ha llevado a tocar con Stormwind o W.A.S.P.. Claro que, es muy posible que esto no sea culpa suya sino del que ha compuesto todo y que no le ha permitido ningún margen para improvisar. Por su parte, a Nick Marino se le nota un poco más su gran nivel y su clase. Aunque nos encontramos que muchas líneas de teclado han sonado demasiadas veces con anterioridad, es cierto que algunos de los mejores momentos del disco le tienen a él como responsable, con lo cual, sería injusto no felicitarle por lo poco de bueno que tiene el disco.

Y si ya hemos hablado de composición y técnica, ¿qué hay de la producción? Ay amigos, si por lo menos el disco tuviera una elaborada producción y sonara brillante, pero no. Ese es el problema de que Mr. Ego sea además del productor y para más inri, dueño de su propia discográfica. Así que por más que contrate a buenos técnicos de mezcla y mastering, ¿qué importa cuando él impone su criterio a la hora de definir el sonido de sus discos? De esta manera, todo el álbum suena oscuro, sin brillo. El panorama estereo es mínimo, salvo para las guitarras claro está. Las baterías suenan prácticamente en el centro, con poco detalle entre sus elementos y escasa potencia. El bajo casi ni suena salvo en las canciones que hemos destacado. E incluso la voz está por algunos momentos algo baja de volumen. Es decir, si un disco de heavy metal no suena potente apaga y vámonos.



Resumiendo, el álbum es lo mejor que ha hecho Yngwie en años junto al “Perpetual flame” (aunque no tan bueno). Eso no significa que sea un buen disco ni mucho menos. Hay decenas de discos instrumentales con más técnica, virtuosismo, complejidad y melodía para escoger. No obstante, si fuiste fan en sus comienzos y aún no has tirado la toalla, o perdiste la fe y quieres volver a sorprenderte, en estos dos discos tendrás elementos suficientes como para volver a sonreír y disfrutar. Pero eso sí, no estoy hablando de esperanza. Yngwie J. Malmsteen se encargó hace muchos años con su personalidad y su legión de fans ciegos de que perdiéramos la esperanza de volver a gozar de discos como los grabados en su primera década.

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